🕊️ Cristo Rey despidió con gratitud a su ex párroco, el Padre Hernán Cimadevilla y Madrigal

Un adiós lleno de gratitud
El domingo 5 de octubre, a las 3:30 p.m., la Parroquia Cristo Rey vivió un momento de profunda tristeza al celebrar la Eucaristía de despedida del padre Hernán Cimadevilla y Madrigal. La ceremonia estuvo presidida por el Señor Cardenal Luis José Rueda Aparicio, acompañado de sus Obispos Auxiliares y el clero de Bogotá.
La celebración comenzó con una reseña que evocó las numerosas obras realizadas por el padre Hernán durante su ministerio, su liderazgo en la construcción y reconstrucción de templos, la creación de salones de evangelización, capilla y espacios pastorales, y su servicio cercano y generoso. Cristo Rey, por ejemplo, es hoy testimonio vivo de su entrega y amor por la comunidad.
La homilía del Cardenal Luis José Rueda Aparicio:
En su homilía, el Cardenal expresó con emoción:
“El padre Hernán optó por el ministerio sacerdotal, una vocación que solo puede comprenderse desde la fe. Desde su juventud confió plenamente en Dios y respondió con generosidad, entregando su vida al servicio del Evangelio.
Conocí al padre Hernán incluso antes de poder estrechar su mano, a través de la huella que dejó en la Arquidiócesis de Bogotá. En mis visitas a la Vicaría de Santa Isabel de Hungría en Ciudad Bolívar, desde el año 2020, escuché testimonios de religiosas, sacerdotes y diáconos que hablaban de él con profunda emoción. Sus palabras me llenaron el corazón, pues antes de ver su rostro ya lo reconocía como un pastor cercano, hermano y amigo de nuestros presbíteros.
Así, lo conocí primero por su legado y luego en persona. Descubrí en él un verdadero constructor. Constructor de fe y esperanza, de comunidades vivas y sacramentales, de parroquias y templos que hoy siguen siendo signo de la presencia de Dios en medio de su pueblo.
Hoy celebramos esta Eucaristía en el templo que él mismo edificó y que lleva su sello. Esta obra, al igual que su vida, será siempre un testimonio elocuente de su entrega generosa y de su amor incondicional por la Iglesia”.
La voz de la comunidad
Al finalizar, una feligrés de Cristo Rey, la señora Luz Estela Rey, quien acompañó de cerca el proceso de reconstrucción de la parroquia, compartió conmovida:
“Servicio y caridad, sacerdote cercano, sencillo y generoso. De casa con puertas abiertas para el necesitado, triste y afligido. Cada espacio de este templo, capilla y salones reflejan su entrega, esfuerzo y amor por nosotros”.
Aplausos y lágrimas de gratitud
La ceremonia concluyó en medio de aplausos prolongados y lágrimas de admiración de feligreses y hermanos sacerdotes. La comunidad Cristo Rey despidió así a un pastor que no solo edificó muros y templos, sino también corazones, dejando un legado imborrable de fe, esperanza y servicio.














