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Vísperas - Oración de la tarde (Zoom)

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Momento de oración al concluir la jornada

Parroquia de Cristo Rey Bogotá le está invitando a una reunión de Zoom programada.

Tema: Hora Santa l Vísperas
Hora: 20 jul 2020 18:00 Bogotá
Todos los días

Unirse a la reunión Zoom
https://us02web.zoom.us/j/81433908941

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¿Qué son las Vísperas?

  1. Presentación

 

‒ El inicio de nuestra vida cristiana es el bautismo. El bautismo es la puerta de un camino de santidad que conduce a la vida plena con Dios.

Por ser el bautismo el punto de partida, en este sacramento Dios nos consagra con su gracia para poder crecer y hacer madurar en cada uno de nosotros en la vida cristiana. Esta consagración, que se llama ‘carácter’ nos configura con Cristo en cuanto sacerdote, profeta y Rey. 

‒ El Catecismo de la Iglesia Católica presenta el ‘carácter’ que configura al bautizado con Cristo como gracia que capacita y compromete a los cristianos «para servir a Dios mediante la participación viva en la sagrada liturgia y a ejercer su sacerdocio bautismal por el testimonio de una vida santa y de una caridad eficaz» (n. 1273)

La configuración con Cristo sacerdote la ejerce el bautizado de dos maneras: 1. Uniéndose a la Iglesia en la liturgia para alabar al Padre y 2. Ofreciendo la propia vida como culto agradable a Dios (Rom 12, 2). 

‒ Por la configuración con Cristo sacerdote que obra el bautismo, el cristiano participa en la misa conformando la asamblea que celebra la Eucaristía y comiendo y bebiendo el Cuerpo y la Sangre de Cristo; como penitente ejerce un ministerio propio en la celebración de la confesión; este carácter sacerdotal hace que la unión matrimonial de los bautizados sea sacramento; por el sacerdocio bautismal el fiel cristiano puede unir sus dolores y enfermedad a la pasión de Cristo a través del sacramento de la Unción de los enfermos.

Además, puede unirse a toda la Iglesia para alabar a Dios mediante la liturgia de la horas. 

‒ La liturgia de las horas es una ayuda que nos ofrece la Iglesia a todos los bautizados para santificar los distintos momentos del día y de la noche. De ahí el nombre: Liturgia ‘de las horas’.

El evangelista Lucas nos trasmite una preocupación del Señor: «Es preciso orar siempre sin desfallecer» (lucas 18, 1). San Pablo recomienda a los cristianos «orar en todo momento» (1 Tesalonicenses 5, 17). Ya desde el tiempo de los Apóstoles, las comunidades cristianas han venido organizando una estructura para consagrar a Dios los diferentes momentos del día llegándose a configurar esta oración que hace parte de la liturgia de la Iglesia. 

‒ En la actualidad la organización de la Liturgia de las horas nos propone dos ‘horas’ mayores o principales que corresponden al inicio del día, las ‘laudes matutinas’ y a la finalización de este, las ‘vísperas’.

El día se inicia cuando la luz disipa las tinieblas, este paso de la oscuridad a la luz nos sugiere la idea de la ‘iluminación’ que bien puede representar la revelación cristiana de Dios, pero principalmente la resurrección de Cristo. Las laudes que recitamos al inicio del día recogen este simbolismo de novedad, de inicio, de vida nueva. 

‒De similar manera las vísperas acompañan el final de la jornada cuando la luz del día cede su lugar a la noche. La declinación del día bien puede ayudarnos a pensar en el final de la vida, pero también el atardecer es ocasión para reconocer la presencia de Dios asistiéndonos a lo largo de la jornada y por ello dar gracias porque Él hace fecunda nuestra existencia. Las vísperas se ambientan en este escenario para agradecer a Dios por el día que termina y para expresar nuestra confianza en que por su fidelidad después de la oscuridad volveremos a ver su luz. 

‒ La oración a lo largo del día nos ayuda a tomar conciencia de nuestra vida como historia de salvación y a considerar nuestra vocación cristiana como bendición para los hermanos. Oramos no solo por nosotros mismos, sino que en la liturgia de las horas no unimos a la voz de toda la Iglesia para interceder ante Dios por la humanidad. Este es un auténtico ejercicio de nuestro sacerdocio bautismal.

 

  1. Elementos

 

‒ En la progresiva elaboración de la estructura de la liturgia de las horas, los cristianos hemos reunido varios elementos: salmos, cánticos, lecturas de la Biblia, preces o peticiones, himnos. Miremos estos elementos.

 

‒ El principal componte de la oración de las horas son los salmos. Son oraciones populares compuestas por los israelitas a medida que experimentaban la acción de Dios en sus vidas y en la historia de la comunidad. Estas oraciones nos las apropiamos para hacerla plegaria cristiana, para ello cada salmo es ambientado por un breve texto que llamamos ‘antífona’. El texto de la antífona busca contextualizar el salmo permitiéndonos incorporarlo a nuestra historia comunitaria o personal.

 

‒ Junto con los salmos tenemos en la liturgia de las hora otras oraciones similares, que no se incluyen dentro de la colección del libro de los Salmos, sino que están esparcidas en los demás libros de la Biblia. A esta oraciones las llamamos ‘cánticos’. Hay cánticos en los libros del Antiguo y del Nuevo Testamento, incluido el evangelio de Lucas. Estas oraciones también son contextualizadas en la liturgia de la horas mediante antífonas.

 

‒ La liturgia de las hora incluye lecturas de la Sagrada Escritura, en las laudes y en las vísperas generalmente leemos un par de versículos para cada hora. La finalidad de estos textos breves es ofrecer un pensamiento bíblico para estos momentos del día. A la lectura bíblica sigue a manera de respuesta un responsorio que nos ayuda profundizar el texto leído.

 

‒ Además de los salmos y cánticos incluidos en la Biblia, la liturgia de las horas incluye himnos no bíblicos. Estos himnos ayudan a crear el ambiente festivo de la oración y situarnos bien en el tiempo litúrgico o en la celebración en honor de la Virgen María o de los santos.

 

‒ A la alabanza que cantamos en los salmos unimos también en la Liturgia de la Horas la oración de súplica o petición. Así en las laudes dirigimos a Dios unas preces para consagrarle el Día y pedir su asistencia durante el día que comenzamos. En la oración de las vísperas elevamos peticiones por la Iglesia y por todos los hombres.

 

‒ La recitación del Padrenuestro recoge la alabanza y la súplica. Esta oración, llamada también ‘oración dominical’ (de ‘Dominus’, Señor, en latín) es el compendio del evangelio y también en la Liturgia de la Horas sintetiza nuestra disponibilidad de santificar el nombre de Dios comprometiéndonos a hacer presente su reino en nuestra sociedad.

 

‒ Al final de cada hora decimos una oración conclusiva, cuyo texto en muchas ocasiones concuerda con una de las oraciones de la misa. Terminamos con la bendición y la despedida.