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Primera lección en el aprendizaje de «pescar hombres»

Jesús pescador de hombres
Fotografía
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Dios principiaba convocando a dos pares de hermanos para que lo siguieran y llegaran a ser pescadores de hombres.

Hace ocho días iniciamos la lectura del relato del evangelio según san Marcos en la misa dominical. La actividad evangelizadora de Jesús descubriéndonos la cercanía del Reino de Dios principiaba convocando a dos pares de hermanos para que lo siguieran y llegaran a ser pescadores de hombres. En el evangelio de este domingo (Marcos 1, 21-28) Jesús empieza a formar a sus discípulos en la pesca de hombres.

El episodio del evangelio de hoy presenta la primera lección de Jesús en el aprendizaje de ‘pescar hombres’; la narración de esta primera lección del magisterio de Jesús está enmarcada por la apreciación de su ‘enseñanza con autoridad’. Al inicio los congregados en la sinagoga de Cafarnaúm contrastan el estilo de Jesús con el de ‘sus’ maestros para acentuar que Jesús ‘enseña con autoridad’; al finalizar el relato, la reacción ante la liberación del endemoniado lleva a los testigos a reconocer «una enseñanza nueva expuesta con autoridad».

En el evangelio de la misa de hoy los testigos en la sinagoga de Cafarnaúm perciben en Jesús una certeza directa e interna, reconocen un profundo sentido de la inspiración divina en su obrar. La manera como está escrito el texto nos invita a reconocer que la enseñanza de Jesús no se reduce al plano de lo intelectual como si se tratara de algo meramente especulativo; la palabra de Jesús transforma la realidad.

Pasemos a considerar la liberación del endemoniado.

Con cierta ironía, Marcos sitúa un endemoniado en medio de la reunión de la sinagoga. El texto explica que se trata de un hombre «que tenía un espíritu maligno». El espíritu ‘maligno’ caracteriza la situación de una persona fuera del ámbito divino, es decir, fuera del ámbito en donde Dios actúa. Lo contrario viene a ser la condición del hombre que tiene el Espíritu Santo.

Importante notar aquí la incoherencia gramatical en el parlamento de este hombre. Grita tres frases, las dos primeras están en plural («¿Qué tenemos que ver nosotros contigo? ¿Has venido a acabar con nosotros?»), la tercera frase la expresa en singular («Sé quién eres»). Esta incoherencia gramatical bien describe la situación de fractura interna, de contradicción. El espíritu maligno crea dispersión, lleva a la incoherencia.

Lo central de la escena es la intervención de Jesús, su palabra con autoridad: el espíritu maligno retuerce violentamente al hombre, gritó el hombre y así es sustraído del dominio del mal. Estamos ante la primera lección en cuanto a pescar hombres: pescar hombres es sustraer a la persona del ámbito de la marginación; arrancarle al mal el hombre para hacerlo libre, pasarlo del dominio del mal al ámbito donde Dios actúa.

Esta es la primera lección en el aprendizaje para llegar a ser pescador de hombres, rescatar al ser humano de las situaciones que deshumanizan, regresar al ser humano a su ámbito propio, que es el de Dios.

En muchos casos el trabajo de la evangelización tiene que comenzar por volver a las personas al ámbito de Dios. En no pocas ocasiones el trabajo evangelizador de la Iglesia tiene que comenzar por ayudarle a la misma persona a reconocer su dignidad, a sensibilizarla para ser consciente del amor de Dios, fuente de vida. Ahí comienza el Reino. Así comenzó Jesús su evangelización.

en el aprendizaje para llegar a ser pescador de hombres, rescatar al ser humano de las situaciones que deshumanizan
Autor:
Padre Tadeo Albarracín - Vicario Parroquial